Jesús Sana a la Mujer Encorvada en el Día de Reposo
LUCAS 13: 10-17
“Enseñaba Jesús en una sinagoga en el día de reposo…”
Ay y ahora qué va hacer? Me digo a mi misma entre risas.
Fueron muchas veces en las que Jesús rompió el “protocolo” para sanar o ayudar a alguien. En este pasaje, Jesús está enseñando en la sinagoga en el día de reposo. En lo que el aún está enseñando, ve a una mujer “que tenía espíritu de enfermedad, y andaba encorvada, en ninguna manera se podía enderezar.” Jesús está a punto de romper las reglas de quién, qué, cuándo, y dónde…
Era Día de Reposo, y había una mujer.
Al verla seguramente entre la gente y hasta escondida detrás de alguna estructura de la sinagoga, Jesús la llamó. Delante de los líderes de la sinagoga, de hombres conocedores de la ley, de sus propios adversarios, y delante de todo el pueblo, Jesús interrumpió su enseñanza y llamó a la mujer.
Jesús al llamarla, rompió la regla de dónde.
La mujer, estando en el área apartada asignada para las mujeres, siguió el llamado de Jesús. Esto implicaba salirse de su zona permitida, cruzar por en medio del mar de hombres, y tomar su lugar donde Jesús la estaba esperando: al frente y en el centro de la sinagoga.
“Cuando Jesús la vio, la llamó y le dijo: Mujer, eres libre de tu enfermedad. Y puso las manos sobre ella; y ella se enderezó luego, y glorificaba a Dios.”
Jesús no mencionó la fe de la mujer al sanarla, pero no nos equivoquemos en cuestionarlo- la mujer tuvo que haber tomado varios pasos de fe para caminar en medio de la prohibida multitud de hombres para ver y acercarse a Aquél que la vio primero.
El quién, qué, cuándo, y dónde de este milagro enfureció al principal de la sinagoga. Cegado por su afán de cumplir la ley, no vio el milagro frente a sus ojos- una mujer librada de su atadura podía finalmente levantar su cabeza y su mirada para ver a Jesús a los ojos.
El principal de la sinagoga, citó la ley inmediatamente: “Seis días hay en que se debe trabajar; en estos, pues, venid y sed sanados, y no en día de reposo.” (Ex 20:9-10; Dt 5:13-14)
Mientras los demás líderes asentaban con su cabeza a la cita de su pasaje favorito (seguro jaja). Jesús respondió con firmeza: “Hipócrita!” AL PRINCIPAL DE LA SINAGOGA (oseaaaa) “…cada uno de vosotros ¿no desata en el día de reposo su buey o su asno del pesebre y lo lleva a beber?”
Me imagino que antes de continuar, rodeó a la mujer con su brazo, “Y a esta hija de Abraham, que Satanás había atado dieciocho años, ¿no se le debía desatar de esta ligadura en el día de reposo?”
Cierro los ojos.
Puedo sentir el ambiente.
Al terminar Jesús de decir estas cosas, “se avergonzaban sus adversarios.” Y casi puedo ver a la mujer, que levantando sus ojos al rostro de Jesús, que aún la tiene abrazada, confirma para siempre en su corazón que Jesús es su Salvador. Dieciocho años… quién le dijo? cómo supo? Es como si él, al verla en su sección, pudo ver a través de su vida y sentir el peso de cada día por dieciocho años.
La vida le cambió por completo! Salió de ahí caminando erguida y felíz viendo al cielo y apreciando los colores del mundo.
Abro mis ojos y veo las copas de los árboles verdes de un día de verano en Memphis. Pienso en aquello que me ha encorvado por bastante tiempo, me da vergüenza esa parte de mi, y me escondo detrás de cualquier superficialidad.
Pero el llamado de amor de Jesús, un amor incuestionable, me levanta para salir de este escondite lleno de inseguridades y desconfianza, y me saca para enderezarme y levantar mi cabeza. El no requiere que me enderece antes de venir a El. El me ama y me quiere al frente y en el centro de su presencia asi como soy.
Levanto mis ojos al cielo azul y susurro cómo sabías? Cómo sabías que hoy me era necesario entender esto?
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Basado en el plan de lectura de YOU VERSION: NEVER LESS THAN.
Un plan basado en pasajes donde Jesús levanta a la mujer y le da un lugar que era, en ese tiempo, inaceptable e imposible.
https://www.bible.com/en/reading-plans/29227
Si lo leen, me dicen y talves podamos conversarlo! =)